lunes, 9 de agosto de 2010

El reloj de pared anunciando las 6.23 el pasado con sed y el presente es un atleta sin pies. Ya son las 6.43 y el cadáver del minuto que paso me dice así se vive aquí te guste o no, y la nostalgia pone casa en mi cabeza. Y dan las 6 con 50. Quién te dijo que yo era el sueño que soñaste una vez, quién dijo que tu voltearías mi futuro al revés. Ya son las 7.16 y el cadaver del minuto que pasó me dice tu estrategia se arruinó no que mas que ir aprendiendo a vivir sola, si te quedan agallas. La casa no es otra que un cementerio de historias enterradas en fosas, que algunos llaman memorias. Minutos como sal en la herida se me pasa la vida, gastando el reloj. Minutos son la morgue del tiempo, cadáveres de momentos que no vuelven jamás, no hay reloj que de vuelta hacia atrás. Como duele gastar ek instante en el que tu ya no estas, como cuesta luchar con las cosas que no vuelven más. Ya son las 9.23 y el cadaver del minuto que paso se burla de mis ganas de besar la foto que dejaste en el buró. Mi soledad es tu venganza, el ministerio del tiempo puso sed en mi almohada ahí te encuentro en momento aunque no sirve de nada.

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