Sola y echada mirando a la nada. En espera. En espera de ti, pensando en las mil y un cosas que te haría cuando te aparecieras. Necesitaba de tu calor, que volvieras y dijeras que todo fue un grandisímo error. Y me abrazaras. Me abrazaras y me sonrieras para convencerme de que esta vez todo estaba bien. De que nos convertiríamos en la excepción, en la suma de uno más uno que no da dos, en esos a los que el resto envidia por su amor.
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